Una Ley de Medios a servicio de las corporaciones

15 enero, 2016 admin Novedades .

Podíamos anticipar, dado su recorrido político, que detrás de un discurso de campaña tan prolijo, vacío y lleno de banalidades Mauricio Macri escondiera una fuerte apuesta a la concentración y liberación de la economía, la apertura de los mercados, el achicamiento del Estado y la exclusión social como dicta la receta neoliberal. Lo que se destaca, sin embargo, es la ferocidad y celeridad con la que esas medidas se han ido tomando, demostrando con desparpajo quiénes son los aliados y cuáles serán los sectores más perjudicados con sus políticas. Hasta sorprende que, los autodenominados defensores del republicanismo y las instituciones, hayan barrido por decreto con una de las leyes que más consensos cosechó y que es considerada un ejemplo a nivel internacional como es la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Con esto no sólo se busca pagar la deuda contraída con los grupos que los apoyaron, sino también acallar las críticas que este proceso genera y que recuerda tanto a la década de los noventa.

A pesar de los intentos, la sanción de la Ley de Medios, como es conocida la LSCA, no pudo ser opacada por la pelea que enfrentó al gobierno kirchnerista con el multimedios Clarín desde el 2008. El texto de la normativa es resultado del trabajo de diferentes organizaciones de la sociedad civil reunidas en la Coalición por una Radiodifusión Democrática y de los debates llevados adelante en los numerosos foros de los participamos como miembros del Partido Si. La misma parte de considerar la comunicación como un derecho humano y busca garantizar la pluralidad de voces poniendo coto al poder concentrado de los monopolios mediáticos. Si bien, para muchos, esto no parece tener un impacto fundamental en la vida cotidiana de la gente, es condición esencial para la vida democrática en cualquier país y debemos defenderla más allá de las banderías políticas. El Ejecutivo nacional, a cargo de la Alianza Cambiemos, sin pasar por el Congreso, modificó artículos centrales, trocando libertad de expresión por libertad de comercio.

Entre los principales cambios realizados por los DNU, podemos mencionar la ampliación del número de licencias que una empresa puede tener y la desregulación total del mercado de la televisión por cable. Estos dos puntos, que la Corte Suprema reconoció como constitucionales, eran los más reclamados por el grupo Clarín. Además, no sólo se prorroga el usufructo de las licencias actuales por diez años sino también se habilita la transferencias de las mismas entre privados, como si se tratara de una simple mercancía que puede venderse al mejor postor. Como es sabido, también fueron disueltos los organismos de aplicación que disponía la Ley, tanto el AFSCA como la AFTIC, y se creó uno nuevo, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom), con el fin de unificar las funciones de los otros dos. Antes se podía discutir la falta de ecuanimidad de los directores pero ahora la diferencia sustancial es que estará compuesto por cinco representantes del oficialismo y dos de la oposición, sin representación de las provincias ni las universidades. Y quedará bajo la órbita del Ministerio de Comunicación de la Nación, dependiente del Ejecutivo, cuyo ministro Oscar Aguad ya adelantó que, desde su óptica, la única regulación del panorama mediático debe ser la de la oferta y la demanda.

Por último, vale agregar, que las noticias recientes sobre intervención de medios públicos, campañas de desprestigio de profesionales, cierre de programas, despidos de periodistas críticos, cuyo caso más resonante es el de Víctor Hugo Morales, son apenas algunos indicios más del horizonte oscuro que se visualiza. A pesar de que la justicia dictaminó la suspensión por el momento de los decretos del gobierno macrista, la avanzada contra la Ley de Medios no se va a detener, es una realidad que socaba los fundamentos del sistema democrático en tanto implica un avasallamiento de las normas constitucionales, la división de poderes y la institucionalidad, tantas veces reclamadas por los que ahora son oficialismo. No podemos asistir impávidos a la anulación de las herramientas antimonopólicas que intentan limitar el poder de los grandes complejos mediáticos, ni a aceptar que se restringa nuestra libertad de expresión. El desafío es proteger una Ley señera que, con sus aspectos perfectibles, daba garantías para que efectivamente existiera un espacio para la multiplicidad de miradas, discursos y perspectivas al limitar la prepotencia del más fuerte.

Gustavo Gamboa

Secretario General

Mesa provincial Partido SI