Esa mañana soleada de abril cientos de personas se reunieron en boulevard Oroño, algunos después de hacer una vigilia la noche anterior, para acompañar a los familiares, víctimas y querellantes que, en el interior del Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario, aguardábamos para conocer el fallo por la causa Guerrieri-Amelong. El público esperó durante varias horas, con la misma ansiedad y nerviosismo que teníamos nosotros, hasta que por fin en la pantalla colocada en el exterior se pudo ver y escuchar la lectura de la sentencia. Fue un mediodía de emociones fuertes, de sentimientos encontrados y de gran satisfacción. Hoy se cumplen 6 años de aquel día histórico, el primer juicio por Terrorismo de Estado en la ciudad, en el que los genocidas Oscar Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo fueron condenados a prisión perpetua en cárceles comunes.

Fue un logro conseguido con la lucha y el sacrificio de muchos hombres y mujeres que, desde las organizaciones de derechos humanos, han batallado durante décadas para que estos crímenes aberrantes no queden impunes, ni pasen al olvido. En este caso, se trató de la investigación de los crímenes cometidos en los centros clandestinos de detención que funcionaron en la Fábrica de Armas Portátiles Domingo Matheu, en la escuela técnica N° 288 “Osvaldo Magnasco”, en el Batallón de Inteligencia 121 y en los conocidos como Quinta de Funes, La Calamita, y La Intermedia. La dimensión del horror se pudo constatar en cada uno de los relatos de los testigos, y sobre todo en el hecho de que casi no hay sobrevivientes del exterminio, excepto Jaime Dri que pudo dar testimonio de lo vivido.

Hoy, el reclamo por verdad, memoria y condena se encuentra más vigente que nunca. Si bien los genocidas diezmaron una generación, a través de la tortura, el secuestro, el asesinato, la desaparición y el robo de bebés, la memoria social de lo ocurrido sigue viva. Los juicios por lesa humanidad deben continuar, no sólo para hacer justicia por los que ya no están, sino también por las próximas generaciones. No vamos a abandonar la lucha hasta lograr que todos los responsables civiles y militares del Terrorismo de Estado en la Argentina paguen por sus delitos.